Opinión personal
La maestra de la laguna, es una novela histórica con su toque romántico, característico de Gloria Casañas, una de las autoras más influyentes en este género en Argentina. Gloria nos presenta a Elizabeth, una maestra estadounidense que, requerida por Sarmiento, principal ícono en la Educación en la Argentina de 1820 y por supuesto Presidente de esa época, viaja hacia estas tierras con el único objetivo de hacer o que ama, enseñar.
Elizabeth O´Connor es un personaje que realmente llegué a amar, a pesar de parecer una frágil mariposa gringa, es en realidad una mujer es valiente, aguerrida y que se adapta rápidamente a una sociedad donde los extranjeros tenían que ganarse su lugar y donde en las pampas la violencia y los peligros rondan con facilidad. Además ella representa a las mujeres que, en aquella época, intentaban abrirse camino en una sociedad desigual, donde a la mujer se la veía como figura del hogar, para criar hijos y ser señora de la casa. Elizabeth le dice no a todo eso, sin ir más lejos, su temple y coraje la lleva a recorrer paramos lejanos del interior del país, para ir a dar clases a una escuelita a las afueras de “Mar Chiquita”. Camino a este lugar participa de una situación desesperada y aterradora de la cual es sacada de apuros por el personaje masculino y protagonista de esta novela, el Señor Santos (Francisco Balcarce). Ay este personaje me exasperó, tenía que decirlo.
La maestra de la laguna, es una novela histórica con su toque romántico, característico de Gloria Casañas, una de las autoras más influyentes en este género en Argentina. Gloria nos presenta a Elizabeth, una maestra estadounidense que, requerida por Sarmiento, principal ícono en la Educación en la Argentina de 1820 y por supuesto Presidente de esa época, viaja hacia estas tierras con el único objetivo de hacer o que ama, enseñar.
Elizabeth O´Connor es un personaje que realmente llegué a amar, a pesar de parecer una frágil mariposa gringa, es en realidad una mujer es valiente, aguerrida y que se adapta rápidamente a una sociedad donde los extranjeros tenían que ganarse su lugar y donde en las pampas la violencia y los peligros rondan con facilidad. Además ella representa a las mujeres que, en aquella época, intentaban abrirse camino en una sociedad desigual, donde a la mujer se la veía como figura del hogar, para criar hijos y ser señora de la casa. Elizabeth le dice no a todo eso, sin ir más lejos, su temple y coraje la lleva a recorrer paramos lejanos del interior del país, para ir a dar clases a una escuelita a las afueras de “Mar Chiquita”. Camino a este lugar participa de una situación desesperada y aterradora de la cual es sacada de apuros por el personaje masculino y protagonista de esta novela, el Señor Santos (Francisco Balcarce). Ay este personaje me exasperó, tenía que decirlo.
Veamos… un hombre perteneciente a una opulenta familia
aristocrática de la alta sociedad porteña de esa época, guapo aunque de carácter
parco, inteligente, heredero de una fortuna, que se creyó bendecido de pertenecer
a los Balcarce Paña, una de las familias más poderosas e influyentes de Buenos
Aires, de repente toda su moral y ego se vinieron al piso porque descubrió,
tras la muerte de su padre, que era un bastardo, hijo ilegítimo de su madre. Algo
que al descubrir lo llevó a huir de la ciudad para refugiarse en una pequeña
cabaña a las orillas de La Laguna, cerca de “Mar Chiquita”.
Al creerlo todo perdido, conoció a Elizabeth, esa maestra de
cabellos rubios, tés blanca y con acento inglés, que le parecía altanera y
molesta al principio, pero la que poco a poco fue adueñándose de su corazón
terco, oscuro, frío y rencoroso. Obligándolo a ser distante y duro para tomar distancia
de un sentimiento que no quería admitir ni atribuirle a ella.
Elizabeth es paciente, perseverante y valiente y él el mejor
de los brutos! Por favor, que hombre!, pero bueno, no les cuento más de la
trama, les recomiendo leer esta inolvidable novela, que a pesar de centrarse en
una época histórica determinada de la Argentina, puede leerse sin ninguna
dificultad. Una historia romántica pero no empalagosa, hermosa desde el punto
de vista histórico, Gloria es una gran investigadora y nos muestra lo que en
esa época se cocía en las pampas argentinas, situaciones donde el malón, los
gauchos y otros personajes típicos y reconocidos de 1820 entran en juego, entretejiendo una
historia maravillosa.
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